“En dos días maravillosos nos reunimos más de 130 personas en la ciudad de Valdivia. El entusiasmo, la atención y la participación superaron con creces todas las expectativas de la comisión organizadora. Editoriales, autores, autoras, divulgadores, tiendas y muchas otras personas pertenecientes a esta creciente industria nos reunimos para observarnos y definirnos a nosotros mismos”.
Así termina el prólogo del manual de la Industria de los juegos de mesa en Chile, escrito por Víctor Hugo Cisternas, entonces presidente de Ludichile y miembro de la comisión organizadora de Conjugar 2023. Este documento sintetiza y consolida, yo diría, 10 años de una joven industria que se planta y establece como una industria creativa más. Y además, pone en boga el diseño de juegos, justamente, como una disciplina más del diseño.
Al final del congreso, dentro de la exposición de Pepe Macba, invitado desde México, recuerdo que planteó la idea de: “¿Se imaginan un Conjugar en México?”.
Y así fue. Hubo que esperar hasta principios de este año para que esa idea se materializara, luego de arduo trabajo, en el contexto del quinto aniversario del evento Roll a Game Expo. “Un congreso único donde la pasión por los juegos de mesa nos reunió para compartir ideas, experiencias y visiones que están transformando la industria lúdica. Diseñadores, editores, ilustradores y jugadores se unieron en un mismo espacio para construir juntos un movimiento que conecta, educa y deja huella”. Así se definió desde las redes de Roll a Game.
Y así fue como este verbo, Conjugar, esta idea que surgió desde las conversaciones más ricas de nuestro wasap de Ludichile, luego de variadas y aireadas votaciones para elegir el nombre de nuestro congreso, llegó al otro extremo del continente.
Este principio, esta necesidad basal que tenemos como industria, era y sigue siendo común a toda nuestra región. Así fue como Conjugar se transformó en una licencia más que podríamos exportar, pero cuyo royalty es la consolidación de nuestros oficios dentro de una industria ahora, diríamos, indiscutiblemente creativa, como los videojuegos, la ilustración y narrativa gráfica, la moda, las artes visuales, etc.
Pero sí, todo ese laburo ha convertido la tierra fértil en los primeros frutos de ese Congreso.
Por ejemplo, en estos momentos que está leyendo esta columna, en el marco del Mes del Diseño, el Centro Cultural La Moneda y el Área de Diseño del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio nos están invitando a explorar el rol de los juegos de mesa en el tejido social chileno, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.
Quiero repetir eso: “El rol de los juegos de mesa en el tejido social chileno, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad”.
¡Cómo no sentir orgullo de todo el trabajo que se ha hecho, la dedicación y convicción detrás de esta idea tan potente, que es jugar! Conjugar esas ideas de manera colectiva y posicionar el juego como algo importante para todos y todas, sin importar nuestra edad, género, color de piel o lo que se le ocurra.
De hecho, esta muestra, “bajo la curaduría de Juan Pablo Vergara, propone comprender el juego como una dimensión humana esencial y transversal, inseparable de nuestra historia y constitutiva de nuestro patrimonio cultural”, como está dicho en la página de la exposición titulada “Mesa compartida”.
Si está leyendo esta columna, no se puede perder esa cuadra de juegos expuestos que estará ahí hasta el 8 de marzo del próximo año.
Y este 30 y 31 de octubre, en este mismo marco (el del mes del diseño 2025), en la cúspide del mes, se erige la tercera versión de nuestro congreso Conjugar. Esta vez en Santiago, en un espacio importante y atingente para las culturas y las artes de nuestro país, el Centro Gabriela Mistral. Pueden ver los detalles y el cronograma directamente en nuestra página de Ludichile, donde podrán inscribirse a charlas y talleres, de forma completamente gratuita.
Como presidente actual de LudiChile, pero sobre todo como protagonista y testigo del proceso, creo firmemente que Conjugar ha sido uno de los gestos más valientes de nuestra industria. No nació desde el privilegio de grandes recursos o inversiones privadas, ni desde una institucionalidad consolidada. Nació desde la necesidad y el ímpetu, desde el deseo y la convicción. Desde la intuición compartida de que hacer juegos también es hacer cultura, construir tejido social, hacer política, hacer país. Porque sí: el diseño de juegos es parte de la industria creativa de nuestro país y una disciplina más del diseño, y hoy está siendo reconocido como tal por nuestras instituciones públicas.
Este año participo como un espectador más. Ya estoy inscrito. Y festejo que así sea. Porque Conjugar no depende de una persona ni de una editorial. Es un espacio vivo, colectivo, que crece y se transforma con cada voz que se suma. A quienes hoy lo organizan, lo diseñan, lo piensan, lo habitan: muchas gracias. A quienes aún no llegan, pero están viniendo: bienvenides. A quienes creen que la industria de los juegos de mesa puede y debe ser parte de las conversaciones culturales y sociales de nuestros tiempos: los estamos esperando.