Premios que validan el juego chileno: mi experiencia como jurado en el Premio Cultura Científica

Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar como jurado en el Premio Cultura Científica 2025, organizado por el Centro de Comunicación de las Ciencias y la Cátedra UNESCO de Educación Científica para la Ciudadanía de la Universidad Autónoma de Chile.

Más allá del honor que significa que mi nombre aparezca junto a personas dedicadas a la divulgación y la investigación, esta experiencia me dejó pensando en algo que va más allá de esta experiencia en particular: la importancia de premiarnos dentro de la industria lúdica chilena

La iniciativa convocó a 49 obras de literatura y juegos de mesa para escoger a las mejores en divulgación infantil, adulta y también al mejor juego de mesa con contenido científico, donde el ganador fue Naturalia, de la editorial Nimbus. La mención honrosa se la llevó Resistencia Nativa, de la editorial Within Play.

El juego como cultura y como ciencia

Para quienes trabajamos con juegos, no es novedad que son una herramienta poderosa para aprender, socializar y reflexionar. Sin embargo, aún cuesta que el juego entre en conversaciones formales sobre educación, investigación o cultura científica.

Por eso, ver que un premio de estas características abra espacio para proyectos lúdicos es un gesto enorme: significa reconocer que jugar también es investigar, enseñar y transformar.

Lo que significa un premio

En mi rol de jurado de la categoría juego de mesa con contenido científico participé en la evaluación de seis propuestas lúdicas llenas de creatividad, innovación y esfuerzo. Cada proyecto era la prueba de que detrás de un juego hay mucho más que entretenimiento; hay equipos pensando en metodologías, editoriales arriesgándose por nuevas ideas, y personas convencidas de que a través del juego se puede cambiar la forma en que aprendemos y nos relacionamos.

Un premio no es solo un diploma ni una ceremonia. Es un acto de validación colectiva, una forma de decir: lo que haces importa, lo que construyes tiene valor. Y en una industria que muchas veces avanza con precariedad, donde cuesta sostener proyectos y darle continuidad a las ideas, esa validación es fundamental.

¿Por qué necesitamos premiarnos?

La industria lúdica chilena aún está en construcción. Tenemos editoriales valientes, autorías emergentes y comunidades que crecen cada día. Pero también enfrentamos desafíos, como la falta de financiamiento, de políticas públicas y de reconocimiento cultural. En ese contexto, premiarnos importa. Porque:

  • Visibiliza y celebra el esfuerzo detrás de cada juego.
  • ⁠Nos da referentes locales para inspirar a nuevas generaciones.
  • ⁠Profesionaliza y legitima al rubro frente a instituciones culturales y educativas.

Premiarnos no significa competir, sino reconocernos. Y en ese reconocernos, también fortalecemos una comunidad que apuesta por el juego como lenguaje y como derecho cultural.

Una reflexión final

Como psicóloga y jugona, mi paso por este certamen me dejó con una convicción: el juego es también un acto político y cultural. Cada vez que se abre un espacio para premiar y visibilizar el trabajo lúdico, damos un paso más hacia un futuro donde jugar no es solo “pasar el rato”, sino investigar, aprender y transformar la sociedad.

Y si algo nos demuestra la experiencia de estos premios, es que jugar importa. Importa tanto que ya merece su propio lugar en la cultura científica de nuestro país.

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